Los estudiantes hoy en día, no
tienen el mismo contexto de años pasados, como docente trato de no hacer lo
mismo que se hacia o esperaba de los alumnos hace años, no porque el modelo sea
erróneo en su totalidad, sino porque estos cambios son cada vez más frecuentes,
con cada ciclo los alumnos son distintos entre ellos y yo como docente también,
lo que conlleva a desarrollar una mayor capacidad de adaptación para que
trabajemos todos como un equipo, comprendiendo que lo mejor para el aprendizaje
no es tener a todos los alumnos estandarizados ni a mi en modo automático todos
los ciclos, sino aprovechando las diferencias entre ellos y las continúas
nuevas experiencias que obtengo tanto de ellos como colegas, clases, etc.
Como nuestros estudiantes:
aprenden, se motivan, se sienten y que esperan de la clase, reconocer esos
puntos ,me han servido enormemente para lograr involucrar a la mayoría de los estudiantes
con la clase, manteniéndolos de esa manera motivados y comprometidos, aplicando
estrategias durante las sesiones de clase y el curso en general, llevando las
clases al plano aplicativo, explicativo y reflexivo, pero reconociendo como
docente que también tenemos límites y no intento traspasar estos limites, pues puedo
tratar de generar compromiso y motivación en mis estudiantes, pero no controlo
todo su entorno.
Como docente nunca fue de mi agrado
estar aislado de la parte emotiva de los alumnos, soy parte activa del aula y
por tanto de mis alumnos, en mis aulas de ingeniería cuando era alumno, se
motivaba poco o nada el potenciar habilidades de socialización en los alumnos,
lo que nos producía grandes problemas al momento de trabajar como equipo. Hoy
en día como maestro, potencio mucho el trabajo en equipo, la interrelación
entre alumnos y la empatía, de una manera que no solo se toleren, sino que
compartan; esto lleva a que el aprendizaje sea más nutrido al ser colaborativo
y no aislado, el conocer los diferentes puntos de vista, pensamiento y
razonamiento, para esto hago que socialicen, controlen sus impulsos y sean
pertinentes, generando mejores alumnos, profesionales y a la misma vez
ciudadanos y personas.
Durante mi experiencia como alumno,
la mayoría de las evaluaciones para pasar un curso era un examen final, pocos
cursos tenían una evaluación constante y calificada, donde cada vez que
aprendíamos a ejecutar determinado proceso o realizar determinada actividad era
necesaria para avanzar a la siguiente y me di cuenta que de esa manera no solo
aprobaba el curso, sino que lo aprendía de manera práctica y teórica, ahora con
los nuevos conceptos y enseñanzas que he recibido, aplico los mismos métodos en
mis aulas, comparando las primeras secciones a las que dicté donde su nota
final se medía en un solo examen, y en las que su nota final, es un promedio de
cada entregable que hacen mis alumnos en clases, los resultados son increíbles,
antes tenía un alto porcentaje de desaprobados en la primera práctica
individual, ahora con el trabajo constante en clase, la práctica (que es
obligatoria por parte de la Institución) es aprobada por más del 90% de los
alumnos.
Haciendo
una analogía a un deporte que práctico donde el entrenador nos decía, ustedes
ganan las medallas en el entrenamiento, van a la competencia a recibir la
medalla; lo mismo ocurre con mis alumnos, en las clases ellos van construyendo
sus conocimientos, y van a los exámenes simplemente a dar una demostración de
lo aprendido. Yo he aprendido que el esfuerzo y los logros alcanzados en clases
son el aprendizaje que deseo en ellos, y los exámenes son indicador es
adicionales de este.